Por si las moscas...

Los comentarios vertidos en estos escritos son de mi total responsabilidad. Comparto lo que pienso y siento, simplemente para que se pueda apreciar otro punto de vista sobre la cosas. Pueden o no estar de acuerdo con lo que expongo; conmigo no hay ningún problema porque cada quien tiene el derecho a pensar lo que mejor entienda. Los comentarios son bienvenidos. Espero que si alguien difiere, lo haga con respeto; no escribiendo chabacanerías o insultando. Este no es el lugar para eso. ;-)

sábado, 24 de diciembre de 2022

El grado honorífico de Nino Correa

Foto tomada de Internet de la nota publicada por Noticel

 Cuando leí que la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, le otorgaría un doctorado honoris causa a Nino Correa me alegré. Al enterarme que Caribbean University haría lo propio, me alegré mucho más porque si alguien merece ese reconocimiento por su gran aportación al país es él.

 

Nino Correa es un gran ejemplo como servidor público, humilde, honrado, decente, ético, sensible, conocedor, facilitador y con don de gente; entre muchas otras cosas más. El que dos instituciones universitarias así lo hayan reconocido, dice mucho de la calidad de persona, de profesional y de servidor público que es.

 

Ahora bien, he quedado un poco perpleja al leer el gran desconocimiento que existe en cuanto a un sinnúmero de cosas en el país. Pobre educación, tenemos. Y a lo mejor, que el ciudadano común desconozca algo, no es tan preocupante -que lo es- pero que algunos ‘comentaristas’, ‘analistas’, políticos y funcionarios o exfuncionarios de gobierno no sepan distinguir una cosa de otra, sí lo es. 

 

Anduve por la red del pajarito y quedé sorprendida por varios comentarios que leí. Uno que me chocó mucho fue el de un ‘comentarista’ que dizque es ‘analista’, donde indica que enmendar la ley y dejar los grados de embustes solo ofenden a los que se ‘jodieron’ estudiando. 

 

El abogado demuestra total desconocimiento de lo que es un grado honorífico. ¿Estas son las personas que opinan en nuestros medios de comunicación? ¿Estos son los que ‘analizan’ las situaciones del país? ¿Estos son los que creen que lo que dicen es la verdad? ¿Lo peor?, que sus seguidores continuarán repitiendo el disparate. 

 

Y de esos están llenos los medios de comunicación, de personas con poco o ningún conocimiento en diversidad de temas, pero con sus opiniones muchas veces cargadas que hablan sobre lo que pasa y de lo que no saben. No investigan, no conocen, no buscan; sólo dicen lo que les parece y lo que ‘encaja’ dentro de sus agendas personales, la de terceros y la de sus partidos. En vez de informar, desinforman.

 

Algunos políticos, legisladores y funcionarios mencionan que se analizará el doctorado honoris causa para ver si cumple con los requisitos legales y utilizarlo como requisito académico para el nombramiento de Nino Correa. Otros piensan que con este grado, ya cumple con el requisito. Perpleja he quedado al leer estas cosas. 

 

El Honoris Causa es un reconocimiento a una persona destacada que ha contribuido significativamente a la sociedad. Mientras que el grado académico es el resultado de haber completado los cursos conducentes a ese grado. No son equivalentes.

 

Pero vamos a la definición del Diccionario de la Lengua Española. El honoris causa, que es una locución latina, significa literalmente ‘por honor’, y es un reconocimiento a méritos especiales.

 

Por otro lado, el grado académico, según aparece en el Diccionario panhispánico del español jurídico, encontramos que es el ‘Título que, en el ámbito de la enseñanza superior, una institución universitaria concede al alumno cuando ha superado las exigencias académicas de cada ciclo o etapa en los que está ordenada la docencia. Los grados son, para el graduado, un testimonio público y auténtico de su nivel de competencia científica en una disciplina determinada’. Así que son dos cosas completamente diferentes. 

 

Ahora bien, también percibo un soslayado comentario discriminatorio y racista. “Los grados de embustes”, puro menosprecio al reconocimiento de una institución universitaria a una persona con méritos especiales. Y “los que se jodieron estudiando”. Bastantes ejemplos hay de persona con ‘grados académicos’ que están instruidos pero no educados. Un grado académico no es indicativo de éxito para nadie. Además de que no todo el mundo tiene el mismo acceso a la educación o el poder estudiar en alguna institución universitaria en el país o fuera de él.

 

Pero como tampoco buscan más allá, disparan de la baqueta. En la nota de Noticel, donde se anuncia su doctorado honoris causa de Caribbean University, la presidenta de la institución, doctora Ana E. Cucurella, indica que en el 2021 querían otorgarle el grado pero él declinó porque quería estudiar y completar su bachillerato. Así que en noviembre de 2021 comenzó estudios bajo la modalidad virtual, que espera recibir el grado de bachiller en junio de 2023.

 

Es la primera vez que leo varios comentarios negativos por la otorgación de un grado honorífico. En otros momentos he visto felicitaciones a los recipientes, pero en este caso, cuestionamientos y comentarios lamentables. La vara, no es la misma. Es lamentable por demás tanta mezquindad.  

 

Pero creo firmemente que Nino merece ese reconocimiento de la Academia que sólo está reservado para personas de alto calibre, con una trayectoria innegable y que hayan contribuido significativamente a la sociedad. Por su calidad humana, personal, profesional y como excelente servidor público que es, más que merecido lo tiene. 

 

Reitero que en este país necesitamos un mejor sistema educativo; que las personas, además de instruirse, deben educarse. Mucho más los que están en posiciones de gobierno y los que están en los medios de comunicación dando sus opiniones. No es decir cualquier cosa ni lo que creen. Es conocer, fundamentar, poner las cosas en perspectiva y respetar las diferentes posiciones. Es poner las personas a pensar, que aprendan a hacer análisis crítico y a tomar decisiones basadas en información. Eso lo promueve la educación, no la instrucción.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Dejemos el conformismo, superemos la mediocridad

El ¡Ay, bendito! nos ha acompañado toda la vida. Históricamente nos han ido moldeando para aceptar todo lo que nos pasa sin protestar. Se responsabiliza a Dios por lo que pasa y no hacemos nada porque ‘nos lo merecemos’; así le quitamos la responsabilidad a quien realmente la tiene. Hay que esperar la dádiva, no exigir ni señalar; hay que aguantar. 

 

Vivimos sumidos en el conformismo y la mediocridad. No exigimos lo que merecemos. Tenemos servicios básicos pésimos y pagamos muchísimo por ellos, pero no se puede criticar, no se puede señalar, no se puede protestar. Tenemos que tragárnoslo todo. Hay que tener paciencia.

 

Si lo señalas, lo haces porque eres un independentista-comunista-socialista que quiere desestabilizar el país. Esa es la consigna. Cuando realmente lo que se busca es que tengamos los servicios que nos merecemos y por los cuales pagamos; porque esto tiene que ver con la calidad de vida de todos. 

 

Nuestra infraestructura da mucho que desear. El país se nos fue cayendo encima por la pelea chiquita, la partidista. Unos, pensando que así lograrían su propósito de ‘ser parte de’, otros viendo los beneficios que pudieran sacar; pero casi todos enfocados en el poder y en los millones de dólares estadounidenses que llegan al país; porque mientras más fastidiados, más fondos asignan. 

 

Las agencias gubernamentales están altamente politizadas. Las cosas no se hacen en beneficio del pueblo, sino de la administración de turno, de los partidos y los allegados. Y no estoy especulando. Sólo hay que ver la cantidad de casos de corrupción que hemos visto a través de los años y presumo que pasaron muchísimos más por debajo del radar. 

 

Unos llenándose los bolsillos y los más vulnerables pagando las consecuencias de su ineptitud y abuso. ¿Tendrán conciencia y pensarán en esos que no recibieron el servicio y se afectaron por ellos robarse el dinero? No creo. Buscan servirse, no servir.

 

Y no le extrañe a nadie, porque es algo que se ha visto anteriormente, que en estos días se estén incorporando compañías de personas que donan a los partidos o son amigos del alma de funcionarios para hacer ‘trabajos de restauración’, ya mirando los fondos federales de emergencia asignados a Puerto Rico por el paso de Fiona.

 

Nuestra realidad es que cada vez hay menos servicios y están en manos privadas. Aquí se fomentó la idea de que todo lo público era malo y lo privado era bueno. Siempre he dicho que eso depende de quién lo esté administrando. Si miramos alrededor del mundo, hay muchísimos servicios excelentes que son trabajados por el gobierno, son públicos. Pero por nuestro insularismo, no miramos más allá.

 

Uno de estos ejemplos, y del que hoy estamos pagando las consecuencias, es el sistema eléctrico. Los forcejeos entre la administración y la unión los pagamos nosotros. Quien administraba la Autoridad de Energía Eléctrica no era la unión, era personal asignado por el gobierno de turno, pero a éstos no se les responsabiliza de nada, sólo a la unión. Aquí todos son corresponsables de lo que pasó; aquí todos están salpicados.

 

Dicen que del árbol caído todo el mundo hace leña. Pues Puerto Rico es una ‘minita’ para las empresas extranjeras que viven de los desastres. Vimos todo lo que pasó con ‘Whitefish’ luego del huracán María. Después traen a Luma con un contrato que todo el que lo ve dice que es abusivo y leonino. Pero todo se acepta y hasta algunos lo agradecen porque ‘nos vienen a salvar’.

 

Más de año y medio llevan aquí y la cosa está cada vez peor. Interrupciones constantes, muchas horas y días sin el servicio, explosiones de estaciones, cambios de voltaje que dañan enseres; entre muchas cosas más. Tenemos más de seis aumentos en la factura en nuestras costillas con un servicio pésimo. Los gerenciales con unos sueldos astronómicos y con todas las ventajas. ¿El gobierno? Bien, gracias. 

 

Con la retórica y la propaganda tratan de justificarlos todo. Muchos le siguen el juego, pero la mayoría, no. A mí todavía no se me olvida uno de los apagones recientes. Mucha gente sin luz, incluida yo, y cuando voy a la página de Twitter de Luma, veo una foto de un corte de cinta porque iban a instalar el poste 10,000. ¿En serio?  

 

Con el paso del huracán Fiona, categoría 1, todo el país estuvo sin los servicios de agua y luz. A tres días del paso de Fiona, y ya el sistema fuera del área, todavía hay una gran mayoría sin ambos servicios. Algunos otros, como yo, sólo tienen uno de ellos -agua- y cuando se abre la pluma escopetea y no tiene fuerza. Sólo pienso que en cualquier momento se va a ir.

 

Y hay quien justifica que en estos eventos atmosféricos siempre se va. Pues no siempre. Y hay otros países que recibieron lluvia o el impacto y nunca perdieron los servicios o ya están comenzando a tenerlos. Aquí, no sabemos cuándo, pero hay que tener paciencia y darle espacio para que lo reestablezcan agradeciéndole lo que hacen por nosotros. 

 

Han traído un grupo de celadores de los Estados Unidos, con unos sueldazos, que no tienen idea cómo se bate el cobre aquí, no conocen la topografía ni la idiosincrasia. Esos, nos van a restaurar el servicio. Dicen que los de aquí, que se pusieron a la disposición, no los necesitan.

 

Algunos están alabando a Luma porque les está llegando el servicio -cuando es su trabajo, no es un favor que nos hacen- y piensan que ya todo está bien. Para ellos ya la cosa se resolvió, así que poco importa lo que les pase a los demás. El que ellos tengan luz y/o agua, no significa que esto ha terminado, pero para ellos sí.

 

Todavía hay muchísima gente en el área metropolitana y en la isla que la pasaron muy mal y están muy afectados; algunos lo perdieron todo. Esos son los más vulnerables, los que ahora necesitan más los servicios y los que serán los últimos en recibirlos. Tenemos muchos ancianos viviendo en pobreza. Muchos enfermos dependen del servicio eléctrico para su supervivencia. Muchas personas, en su mayoría jefas de familia que, aún con sus pérdidas tienen que salir a trabajar porque si no, no tienen para ponerle un plato de comida a los suyos.

 

Estas personas no están pasando esto porque quieren o porque les gusta. Este es el andamiaje en el que el sistema está montado. Pobre educación, pocos recursos, dependencia, servicios pésimos, etc. Así se matan dos pájaros de un tiro; fáciles de manipular y a mayor necesidad, más asignación de fondos federales.

 

Leía en una red social comentarios, en respuesta a quejas y señalamientos, que compraran una planta y dejaran de quejarse. Otros decían que porqué construían en sectores inundables y por qué no construían casas seguras. ¡Imagínense! 

 

Es que aquí se vive un fanatismo ciego; algo que nos tiene más sumidos en el lodazal politiquero. Todo se politiza; a todo se le saca ventaja. Ahora mismo hay que ir a las redes y ver las fotos de los políticos. Tratan de sacar beneficio hasta de la desgracia. Y otros alabándolos por esto.

 

En este país las cosas no se evalúan en su mérito, sino por todo lo que está detrás. Si la administración que lo hace es la de su partido, se van a brazo partido defendiéndolo, aunque sea algo indefendible y que ellos mismos están padeciendo. Para el otro se encuentran fallas, para el suyo, excusas. 

 

El que puede comprar la planta, las placas solares -que es otra cosa que escriben cuando alguien se queja de los apagones o los cambios de voltaje- y pueda resolverse la vida, poco le importa lo que le pase a los demás y dice que aquí no pasa nada. He leído hasta que nos está yendo mejor.  

 

Ayer, 20 de septiembre, se cumplieron cinco años de que María nos azotara. Fueron tiempos duros y llovieron los millones. Podríamos pensar que la infraestructura estaría mejor; pero no. Si realmente queremos resolver este problema, tenemos que mirarlo de frente, no mirarlo con el crisol ideológico o partidista o pendiente a la asignación de fondos. 

 

Como país, como pueblo y como personas, merecemos servicios de calidad y de primer orden. Si realmente queremos tener mejores servicios y una mejor calidad de vida dejemos a un lado el conformismo y no aceptemos la mediocridad. Exijámosle a las agencias gubernamentales que no arrastren los pies, que asuman su responsabilidad y nos den los servicios que nos corresponden y como nos corresponden.

 

Dejemos el ‘Ay bendito’, sacudámonos el conformismo y no apoyemos la mediocridad. En nosotros está seguir como hasta ahora, o empezar a construir una mejor sociedad puertorriqueña. Espero que nos inclinemos por lo segundo, porque no podemos esperar más.

martes, 20 de septiembre de 2022

Mucho más allá del usted y tenga…

Mientras Fiona se paseó por nuestro país, y como una manera de canalizar la ansiedad y el recuerdo del paso del huracán María, me senté a escribir para dar mi punto de vista respecto a la entrevista que hicieran unos estudiantes a la actriz Johanna Rosaly. Y lo hice, más que todo, porque se lo debía a varias personas.  

Aquí el caso. Dos estudiantes entrevistaron a la actriz para un proyecto de clase. Pietaje de ese vídeo fue presentado en un conocido programa de chismes atacando la actriz por el ‘mal trato’ dado a éstos. Y ardió Troya. 

 

He estado mirando la situación desde diferentes ángulos y posibilidades, como trato siempre de hacer. Mucho de lo que voy a incluir aquí ha sido parte de las discusiones que tenía con mis estudiantes en el salón de clases. 

 

Como suele pasar con la discusión de un tema en la opinión pública, cuando se conoce una situación, las personas -aún sin saber a ciencia cierta qué fue lo ocurrido- reaccionan y se van abanderizando con un lado o el otro. Esto, por sus juicios personales, estereotipos, actitudes, valores y esquemas de pensamiento, entre otros.

 

Se comienza a discutir el tema y los líderes de opinión se insertan para exponer sus puntos de vista; ya sea a favor o en contra de uno u otro. Empieza a surgir información y datos y las personas comienzan a evaluar la situación. El péndulo se mueve de un lado al otro hasta que luego de ver los diferentes elementos, se empiezan a cristalizar las opiniones y se va logrando un consenso.  Así que ya con esto dicho, vamos al caso.

 

Tan pronto supe de la situación vi el vídeo que presentaron en el programa de chismes. Luego leí un mensaje de la actriz en una red social exponiendo su versión. También vi el vídeo de la entrevista que le hicieran al estudiante en una emisora radial. Realmente no me pareció que la cosa fuera como argumentaban era. Toda esta situación me dejó con muchísimas interrogantes y preocupaciones.

 

Una de las críticas fue que Johanna Rosaly les pidió que no la tutearan aunque ella hizo lo propio. La actriz explica que ya conocía al estudiante; además, que como era para un proyecto de clase, le podían quitar puntos por la informalidad. 

 

Ella pide que paren la grabación, los corrige y les dice que continúen; pero esto nunca lo hicieron y siguieron grabando. La han criticado pero, ¿iba a esperar al final para luego tener que empezar otra vez? ¿Estaría ella dispuesta a repetir la entrevista? 

 

Por lo que leí, y el chico lo aceptó en la entrevista radial, no le habían dicho que la entrevista iba a ser grabada en vídeo, así que ella estaba vestida casualmente y sin maquillaje. También, por lo que leí, llegaron tarde. Parecía que no se habían preparado, la proyección no fue la mejor y, lo medular, que el vídeo llegó al programa de chismes. 

 

Ahora bien, ¿se molestaron porque les llamó la atención? ¿Los estudiantes no se pueden corregir? ¿Cómo van a aprender si no saben en lo que están fallando? ¿Hay que hacerse de la vista larga y no decirles nada para que no se ofendan? 

 

Mientras iba viendo los vídeos y leyendo, vino a mi mente el artículo ‘La civilización del espectáculo’ de Mario Vargas Llosa, publicado en La Nación de Argentina y en El País de España en el 2007, donde se señala el cómo se va insertando el ángulo sensacionalista en las notas periodísticas, hasta en las que no son de farándula. 

 

Y esa es una de las cosas que más me llama la atención: son estudiantes de periodismo. Me preocupa mucho como perciben esta profesión cuando, por la razón que fuera, enviaron un vídeo privado y con una entrevista para una clase, a un programa de chismes. 

 

¿Por qué y qué buscaban? ¿Les molestó que los corrigieran? ¿Por qué la chica supuestamente pidió que le cubrieran la cara? ¿Quién les recomendó hacerlo? De ser así, ¿quién y con qué propósito? El chico dio a entender en la entrevista radial, que otras personas con acceso al crudo pudieron haberlo enviado. ¿Cómo tuvieron acceso al pietaje? ¿Lo tomaron, se lo facilitaron? Muchas interrogantes quedan.

 

Nunca pensaron las repercusiones que traería su acción; no sólo para ellos, sino para sus compañeros estudiantes, sus profesores, la escuela en la que estudian y la institución a la que pertenecen.  Ahora bien, ¿cuán difícil será para otros estudiantes pedir una entrevista para algún trabajo de clase? ¿Las empresas tendrán sus reservas al tomar estudiantes de práctica? 

 

¿Y el impacto para la institución? Esos son otros veinte pesos y en lo que no voy a entrar.  

 

He leído de todo en las redes sociales. Y muchos enredan cosas que nada tienen que ver y se llevan por el medio a unos cuántos sin tan siquiera pensar lo que escriben. 

 

Sólo espero que de esta situación, todos aprendamos; pero más que todo, los más jóvenes. Porque toda acción tiene una reacción y cada cosa que se hace trae consecuencias. Por eso hay que pensar muy bien las cosas antes de hacerlas. Después que se hacen las cosas, hay que meterle el pecho y dar la cara. Porque una vez se vierte el agua, ya no se puede recoger. 

 

miércoles, 5 de enero de 2022

Y ya van nueve años de la sillita


Y hoy, en la víspera del Día de Reyes, ‘Trepada en la sillita’ cumple sus nueve años. Dándome cuenta estoy que lo he tenido abandonado y que he publicado poquitísimo en los últimos dos años. A ver si por fin lo rescato y vuelvo a ‘treparme’ para dar mi punto de vista sobre las cosas. ¡Claro!, es que fui dejando de escribir para no herir susceptibilidades porque últimamente muchos no respetan la diferencia de criterio y se toman las cosas de manera personal. Pero bueno, volveré a las trincheras y con no leerme, tienen. 

 

Seguiré haciendo mis análisis, dando mi opinión y mi punto de vista de cómo veo las cosas porque hay que alzar la voz y plantarse. Si no lo hacemos, nos dejan sin país y eso, no es negociable. Hay que coger el toro por los cuernos. Ya estoy arrastrando la sillita porque siempre he tenido mucho que decir y este año vuelvo a treparme. ¡Gracias por siempre leerme!