Hace poco, cuando me di cuenta que “Trepada en la sillita” cumplía cinco años,
lo primero que hice fue reconocer que el tiempo pasa volando. Después comencé a
pensar cómo desarrollaría esta entrada.
Confieso que pensé muchas cosas pero como
faltaban varios días, lo fui dejando. Después de darle muchas vueltas a la
noria, casi se me acaba el día y entonces, sin pensarlo mucho, me siento a redactar esta entrada.
Todo comenzó hace cinco años en la víspera de Reyes. Luego de estar
varios meses acariciando la idea de hacer el blog terminé, gracias a la complicidad y la dirección de Joseph Martínez, embarcándome
en esta aventura que para nada me arrepiento de haberla emprendido.
Los que me conocen saben que desde antes
le tomaba la sillita ‘prestada’ a Mafalda para opinar sobre diferentes cosas o
situaciones. Siempre buscaba dar una opinión, a veces un poco ‘ortodoxa’, pero ofreciendo
puntos de vista diferentes que nos hicieran pensar. Eran cosas que discutía con
los amigos, en las clases y con familiares. Yo siempre, opinando.
La sillita ha sido un espacio
para el desahogo donde escribo de lo quiero y cuando quiero. Y he sido fiel a
eso. Eso sí, no soy consecuente en cuanto al tiempo de publicación. A veces
pasan varias semanas sin publicar nada. Veremos cómo se desarrolla de ahora en
adelante.
Confieso que el ‘invento’ ha estado
interesante. Cuando lo comencé, me dije que si cada entrada tenía 25 lecturas,
me daba por bien servida. Pues resulta que todas las he sobrepasado; algunas
por poco más y otras por muchísimo.
Y no tenía -ni tengo- grandes
pretensiones con el blog, ni aspiraba a más porque para mí es un espacio
desarrollado para compartir mis puntos de vista. Pero me alegra mucho confirmar que se
lee.
Pues en estos cinco años he publicado 200
entradas; muchísimas -casi todas-, bastante extensas. Sé que las tengo que
hacer más cortas, pero a veces tengo mucho que decir.
‘Hablo’ de lo que me gusta. Mucho hay de
comunicación y relaciones públicas, de mis series asiáticas, de producciones de
otras partes del mundo, de temas generales, de política, de la patria y de mil
cosas más.
Iba a hacer un análisis estadístico y
esas cosas pero, al final, eso no es lo más importante. Para mí, lo más
significativo es que tengo un espacio dónde decir lo que pienso pero, sobre
todo, que ustedes leen las trepaditas que hago. Eso, para mí, es lo mejor de
todo este embeleco.
Sólo me
resta agradecerles el que me estén acompañando en esta aventura. Y yo seguiré, mientras la vida me lo
permita, pidiéndole la sillita prestada a Mafalda para treparme en ella y decir
lo que haga falta decir. Otra vez, gracias. Muchas bendiciones.
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