¡Qué sonido tan triste cuando se acaba! Eso podríamos decir. Se nos terminó. Se acabó. Este mes, rápido se pasó. La fiesta deportiva más grande del mundo, después de las olimpiadas; claro está, culminó. Concluyó la Copa Mundial FIFA Brasil 2014. Y como resultado, tenemos un nuevo campeón. Nada diferente a lo que estamos acostumbrados a ver cada cuatro años; lo único es que los protagonistas cambiaron. Algunas veces nos gusta quien gana, otra no. Pero bueno, no pasa nada, porque los que hoy ganan mañana pierden y viceversa. Esto sólo es el cierre de un ciclo y ya mañana empieza otro. Nuevamente comenzará la carrera de los equipos para clasificar para el próximo mundial.
Durante este pasado mes respiramos fútbol mañana tarde y noche. Desayunamos, almorzamos y cenamos fútbol. Casi toda la publicidad era sobre el mundial. La mitad de la sección deportiva de los medios era sobre Brasil 2014. En cada juego muchos se ponían las camisetas de sus equipos favoritos; se pintaban la cara, muchos se disfrazaban. Todo estaba permitido. Vivíamos el mundial; y eso que nosotros no teníamos equipo. Pero no había que tener equipo para no envolverse en la magia de lo que representa esta fiesta deportiva.
La mayoría de los comentarios en las redes sociales, por lo menos entre los que veía giraban en torno al mundial, a equipos, a jugadores y claro está, a los árbitros. Se podía leer de todo; desde bendiciones hasta maldiciones. Cada quién de acuerdo a su interés o equipo. Los “hashtags” eran de lo más sublimes a los más interesantes. Y caso aparte el de los memes -de ataque-, que aunque fueran de lo más inocente a lo más despiadados, le sacaban un carcajada a cualquiera.
Mientras fue avanzando el mes el tono fue subiendo dependiendo de los equipos que jugaran y cómo fuera resultando el juego. El que perdía, que a veces tenía razón, le echaba toda la culpa al árbitro, a la FIFA, a los organizadores y a cualquiera que se tropezara en el camino. En muchos casos la pobres madres de los jugadores del equipo ganador, aunque no tenían nada que ver en el asunto, caían en la redada.
Como siempre, las semifinales y las finales levantaron las pasiones más increíbles. Aquí, en muchas ocasiones, se pasa por encima de lo racional y sólo se mueve lo emocional. Si el equipo de uno está eliminado, se acostumbra a tomar bandos; muchos a favor de un equipo o simplemente en contra de ellos porque eliminó al suyo. Así las cosas, a la final llega todo el mundo de lado de uno de los equipos.
Y el equipo alemán se gana su cuarta estrellita. Y realmente fue el mejor equipo de Brasil 2014. Lo dejaron demostrado desde el principio. Un equipo que en los últimos cuatro mundiales llevaba dos semifinales y dos finales. Un equipo sólido, estable y constante; que no hace mucho ruido, pero en el terreno deja demostrado lo bueno que es. Ese es el campeón de la Copa Mundial FIFA Brasil 2014.
Lionel Messi, de Argentina, recibió el “Balón de Oro” como mejor jugador del mundial; aunque ya se ha criticado la elección porque muchos piensan que debió llevárselo Müeller o Robben. James Rodríguez, de Colombia, se llevó la “Bota de Oro” como el máximo goleador del mundial con seis goles. Manuel Neuer, de Alemania, se llevó el “Guante de Oro” como el mejor portero. Paul Pogba, de Francia, se llevó el premio al “Jugador Joven” y el premio “Fair Play” se le otorgó al equipo de Colombia por tener el mejor registro disciplinario del torneo. Creo que es importante mencionar, y lo hago yo, a Costa Rica como el equipo revelación y uno de los mejores del mundial.
Para mí se ha convertido en un evento especial. Esto, más que todo, porque vuelvo a reencontrarme con mis queridas amigas del “Club de las bolas”. Sip, para los que no lo conocen, porque ya he hablado del club, es un grupo de amigas con las que aprendí lo poco que sé de fútbol y que llevamos reuniéndonos hace varios mundiales. Es el centro de reunión para celebrar, para apoyar, para gritar y para llorar; porque la solidaridad es parte principal de este grupo.
Aunque nos mantenemos en comunicación siempre, es con los mundiales que el contacto es casi diario. La más constante de todas es Rose, una mexicana que da la guerra como si fueran 100 y que siempre está allí para apoyar a las demás. Pero también está Ine, Pame, Lau, Normis, Ly, Sabi, Nati, Patu, Pomba, Ruth, Romina, Marce, la suegris y unas cuántas más, 37 en total, que pululamos por estos lares durante ese mes. ¡Gracias a mis queridas bolas por esta amistad de años! Y en Puerto Rico también está La Peña de G City; otro punto de encuentro futbolístico de amigos, donde los memes me hacían el día. Porque el fútbol no une; de eso no hay duda.
Y pensando en lo que acaba de terminar, voy a extrañar los peinaditos y las bandanas, las diademas, las cintas y los “Bobby pins”, los bailecitos, los gritos y los golpes de pecho cual tarzanes cuando hacían un gol, las jugadas brillantes y las polémicas, las coloridas gradas, las actuaciones teatrales, las gráficas diarias de Google y los comentaristas –algunos exjugadores que habíamos visto en mundiales pasados-; entre otros. Vi el mundial en ESPN y ESPND porque fue donde, para mí, hubo mayor balance y neutralidad en los análisis y en los comentarios; bueno, de la mayoría de los comentaristas. Pero eso no quiere decir que de vez en cuando no viera "Be In" y "Be In Ñ".
Muchas cosas siempre se critican al finalizar un mundial; muchas con razón, otras no tanto. Pero es importante hacer un análisis exhaustivo sobre el mundial; tanto el país anfitrión como la organización. Y naturalmente, la FIFA; que muchísimas críticas ha recibido por un sinfín de situaciones, incluidas las arbitrales; entre otras mil cosas más.
Pero tenemos que sacar del mundial siempre lo mejor. Es una fiesta donde cada cuatro años personas de todas partes del mundo, no importa si estén sus equipos o no, se unen para disfrutar del deporte más practicado sobre la faz de la tierra. Muchas otras cosas se desarrollan a alrededor del esta festividad; sea en el país donde se celebra o en cada país del mundo. Ver en las transmisiones cómo la gente se une en las plazas, bares, negocios, restaurantes; etc. para ver los juegos es maravilloso. Con esas cosas es que nos tenemos que quedar, con lo que nos use, no con lo que nos separa o nos enfrenta. Ahí está la magia del mundial.
Y ahora que se acabó la Copa Mundial FIFA Brasil 2014, ¿qué? Pues nada, a prepararnos para la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA 2014, a celebrarse del 30 de agosto al 14 de septiembre en España; porque si nos vivimos el mundial de fútbol sin tener equipo, ahora para el mundial de baloncesto tenemos que ir con todo porque aquí sí tenemos representación y lo tenemos que apoyar. Así que a prepararnos todos para sacar la monoestrellada y para gritar Weeeeeeeeeeeepa.
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