Es imposible no treparse. Y es que luego
de conocer la posición oficial del gobierno en cuanto a la investigación sobre
las muertes a consecuencia del huracán María realizada por la Universidad de
Harvard y publicada en la prestigiosa revista ‘New England Journal of
Medicine’, era meritorio hacerlo.
Aquí, como es la costumbre, se han
enredado demasiadas cosas y al final no hay nada claro. Todo se usa para
politiquear. Lo que debemos hacer, antes de caer en la vorágine, es mirar los
hechos con detenimiento.
El huracán fue devastador; de eso no hay
duda. Pero la respuesta no fue la mejor y la emergencia se manejó mal. Esto no
es apreciación, sino que a más de ocho meses del mismo y con otra temporada
tocando la puerta, todavía hay muchísimas cosas que no se han trabajado o
resuelto. Sólo hay que mirar alrededor, escuchar las personas y leer la prensa
y las redes sociales, saltándose los troles, por supuesto.
Es harto sabido que las muertes
provocadas, a consecuencia y derivadas del huracán María eran muchísimas más de
las que aseguraba el gobierno. Muchísimas personas murieron a consecuencia del
huracán y situaciones relacionadas, incluida la falta de energía.
Las historias han sido muchas sobre la
gran cantidad de cadáveres en las morgues y en camiones con congeladores
estacionados muy custodiados y resguardados. El conteo y el registro de los
decesos fue algo anormal. Muchas muertes se registraron como ‘naturales’ y
otras nunca se registraron porque se enterraron en los patios o fueron tiempo
después del huracán.
Al sol de hoy, con tanto tiempo que ha
pasado, todavía hay muchísimas personas con diferentes condiciones de salud que
no pueden tener una calidad de vida óptima porque, entre otras cosas, padecen la
falta de energía. Eso es una realidad.
La investigación, que fue una
colaboración entre universidades y otras organizaciones, no es perfecta. Si
venimos a darnos cuenta, las investigaciones, a menos que sean censos, son
simples proyecciones y nunca muestran el número exacto o correcto, por eso
siempre se establece un margen de error.
Además, hay muchísimos tipos de
investigación y son válidos. Lo importante es que su metodología esté bien
desarrollada, que el instrumento esté bien construido y probado, que la muestra
esté bien seleccionada y que el margen de error esté dentro de los parámetros
válidos para que sea confiable.
Creo que lo más importante de todo esto,
antes de criticarlo o buscar quitarle valor, es evaluarlo en sus méritos. No se
debe tratar de desecharlo porque es contrario a lo que se dice, sino hay que analizarlo
y ver con que uno se puede quedar para mejorar los protocolos, las respuestas y
cómo servir mejor al pueblo.
Importante mencionar que el gobierno
comisionó una investigación a otra universidad estadounidense, pagando $300 mil
por ella. Según informaron de la institución, para su estudio utilizarían los
certificados de defunción y otros datos de mortalidad.
No debemos olvidar que se dijo que muchas
de las muertes se registraron como muerte natural. Sería interesante saber
cuántos certificados incluyen que fue muerte ‘natural’. ¿Se podría contabilizar
eso? Veremos a ver los resultados. Confío -y espero- que se haga con toda la
rigurosidad posible porque esto es algo muy serio.
Lo que sí me resulta interesante es cómo
no se le da valor al estudio de Harvard, diciendo que no sigue un método
científico, pero celebran cualquier sondeo o encuesta en las redes sociales o
en algún medio que se hace en Puerto Rico, cuando muchos de ellos no cumplen ni
con lo más básico. Claro, y no estoy hablando de todas, pero sí de una gran
mayoría.
Y es que en muchas de estas encuestas o
sondeos que se hacen, las preguntas ni bien construidas están. Los valores no
son equivalentes, se mezclan chinas con botellas o se diseñan de manera que la
respuesta es dirigida.
No conforme con eso, no son realmente
representativos ni necesariamente son fiables porque se activan ‘los
ejércitos’, los troles y los fanáticos para saturarlas y mostrar un resultado
viciado e irreal. Y aún siendo así, lo manejan o lo celebran como si fuera el
sentir de la mayoría y tratan de convencernos a todos de que es así.
Así que creo que debemos ser consecuentes
con las cosas. Si se le da valor y se celebra algo que realmente no sigue los
parámetros investigativos, ¿por qué no hacerlo con lo que realmente los sigue?
Aprendamos a valorar las cosas por sus
méritos dejando fuera la politiquería y las conveniencias. Debemos no tratar de
desechar lo que no va de acuerdo a lo que queremos, sino evaluarlo en sus méritos
para poder así sacar el mejor provecho, mejorar los procedimientos y los
protocolos y ver cómo esto redunda en un mejor beneficio para el pueblo.
Sólo así no repetiremos los mismos
errores.