Algunos podrían decir que desde la barda es fácil criticar y señalar. Otros, que las cosas no son como se ven de afuera. También que hay que estar allí para saber lo que pasa. Lo que quieran, pero las cosas hay que mencionarlas. Esa es la razón de esta trepadita.
La situación que estamos viviendo es una difícil, complicada y, literalmente, de vida o muerte. Todo lo que se haga o se diga repercutirá en cada uno de los puertorriqueños.
Es por eso que todo debe pensarse, medirse, analizarse, planificarse e implementarse de la mejor manera posible. Ni se debe improvisar, ni se debe hacer propaganda. Este, no es el tiempo para eso.
Ahora lo más importante es tomar las decisiones correctas, informarlas de la manera correcta y ejecutarlas de la manera correcta para dar tranquilidad y guía a los ciudadanos.
Y no estoy diciendo que el gobierno no está haciendo el trabajo. Simplemente que hay necesidad de responder efectivamente a la situación y, más que todo, que haya transparencia. A mayor transparencia, más confianza. Y a más confianza, mejor respuesta de la sociedad.
Mantener la confianza es crucial siempre, pero en momentos como este, mucho más. Y para eso, palabra y acción deben ir de la mano. Se deben tomar todas las medidas necesarias, en todos los renglones, para responder eficaz y eficientemente.
Cuando las directrices o la información no están claras o no se comunica efectivamente puede traer mucha confusión y ser contraproducente. Con lo ocurrido el lunes 6 de abril en los supermercados podemos darnos cuenta de ello.
Y no tengo duda alguna que esto fue el resultado de la conferencia de prensa realizada el domingo por la noche donde se anunciaba que los comercios estarían cerrados de viernes a domingo.
Y es que las personas están cansadas, sensibles, con recelo y desconfianza y responderán de acuerdo a esto. Siempre digo que acción lleva a reacción y cosa que se hace o se dice trae consecuencias. Por eso, es tan importante prever.
Inmediatamente pensé en el relacionista como consultor y estratega de la comunicación, y de mucho más. En que nuestro trabajo, más allá de organizar conferencias de prensa y enviar comunicados, es crucial; mucho más en situaciones como la que estamos viviendo.
El relacionista es un analista; un estratega. Nuestra función es, desde el inicio, evaluar las posibilidades del efecto del mensaje. Tenemos que poner todos los posibles escenarios para poder así, articular un mensaje que sea pertinente y efectivo.
En clase, asignaba un análisis de información y como resultado, tenían que identificar tres posibles escenarios que pudieran surgir. Luego, tenían que hacer recomendaciones estratégicas de comunicación para cada uno de los escenarios.
¿Qué buscaba? Que exploraran todas las posibilidades porque no siempre las cosas son o salen como una cree. Además, que para poder llegar a ellas tenían que evaluar todos los elementos en la ecuación para adelantarse a lo que podría pasar.
También que pudieran identificar elementos o situaciones que pudieran atenderse antes para poder corregirlos o buscarle soluciones viables. Tenían que pasar juicio sobre lo que se quería o pensaba hacer.
Y es que todo se debe evaluar y prever. Hay que mirar bien lo que se va a hacer antes de ejecutarlo para no cometer errores y luego tener que estar corrigiéndolos. Claro, hay otro montón de cosas que inciden y que no podemos controlar; pero si ya hemos hecho el ejercicio, serían los menos.
Y estoy segura que las cosas que se hacen son con la mejor intención, pero como dicen por ahí, de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno. No sólo debe haber buenas intenciones, sino una ejecución efectiva.
Sé que lo que se busca es que nos quedemos todos en casa para evitar el contagio pero lo que se propició fue todo lo contrario.
Creo que lo primero que se debió evaluar fue si habría suficiente tiempo para planificar la movida con todos los grupos relacionados o impactados con lo que sería esa orden ejecutiva.
Una cosa es el interés y el deseo que se tenga y otra la viabilidad de hacerlo. Y lo digo porque aquí estamos todos involucrados y una decisión del gobierno nos afecta a todos. Esto es el efecto dominó.
Al cerrar sábado se hizo puente, y quedaba justo para los días que algunos reciben el seguro social y el PAN. Además, al la circulación vehicular estar limitada a ciertos días, se cuestionan porque no saben si podrán hacer las compras a tiempo. Esto ayudó a crear una tormenta perfecta.
Hay familias que tienen que salir a trabajar para poder comprar y tienen que vivir el día a día. A veces, el gobierno está completamente desconectado de la realidad del pueblo y no se dan cuenta que hay familias que no pueden hacer compras grandes y tienen que comprar sus alimentos sobre la marcha.
Si se hubiese consultado al comercio, que según notas de prensa no se les consultó, ellos pudieron haber ofrecido alternativas, hacer arreglos, ajustes y prepararse para evitar lo que ocurrió el lunes.
Desde el punto de vista de la comunicación, el día y hora del mensaje es crucial. Si en una situación como la que estamos viviendo se hace una conferencia de prensa un domingo en la noche, la muestra como algo urgente y puede crear ansiedad. Natural que al otro día salieran corriendo a abastecerse de víveres.
Se debería tener una hora específica; no muy tarde, para informar al pueblo. Que sea algo ya establecido. Que la gente lo tenga claro y que esté pendiente para conectarse y conocer la última información.
Otra cosa importante es el tono que se usa para llevar el mensaje. La gente reaccionará de acuerdo a como sea; si es conciliador e inspirador o de imposición y punitivo. Esto, acompañado de la actitud de quienes llevan el mensaje es primordial.
Una cosa es lo que se quiere proyectar y otra lo que se percibe. A veces creemos que estamos proyectándonos de una manera y realmente nos están percibiendo de otra. Hay que estar consciente de ello para poder llevar el mensaje correctamente.
Los líderes deben seguir las reglas porque para muchos son ejemplo. Si se dice que no nos toquemos la cara, pues esa persona tampoco debe hacerlo. Si hay que ponerse la mascarilla, pues ellos tienen que tenerlas bien puestas.
Una buena evaluación de los posibles escenarios es imperiosa. Es necesario analizar y medir bien el efecto de las cosas que se dicen y se hacen. A mayor cantidad de información disponible, más se abona al clima de tranquilidad y confianza que el pueblo necesita.
El que salgamos bien librados de esta dependerá de cómo todos los componentes manejemos la situación, pero el gobierno es el llamado a guiar a los demás grupos.
Por eso es tan importante delinear bien la estrategia. Por eso es necesaria la transparencia. Por eso es importante comunicar efectivamente. Porque esto, salvará muchas vidas.