El troleo, según la Fundación del Español
Urgente –Fundéu BBVA-, es ‘la acción y el efecto de intervenir en un foro
digital con el objetivo de generar polémica, ofender y provocar de modo
malintencionado a los demás usuarios, a menudo enviando múltiples mensajes que
pretenden captar la atención e impedir el intercambio o desarrollo habitual de
dicho foro’.
En Puerto Rico, la presencia de los
troles, especialmente en el discurso político, está cada vez más presente. Tierra
fértil encuentran porque la emoción y la pasión son unos de los ‘motores’
principales de la política.
El fanatismo ciega y se pierde totalmente
el enfoque; algo que favorece a la fuerzas políticas. Por eso los utilizan para
hacer propaganda o para atacar a los adversarios.
Unos se creen invencibles al estar detrás
de un teclado o con un aparato electrónico en mano. Otros, porque están
‘vaqueados’ por algún grupo, organización o partido.
¿Cómo identificar un trol? Su cuenta
suele ser una combinación de letras y números. La foto puede ser de cualquier
cosa, menos la de una persona y mayormente está ligada al ideal o lo que desea
resaltar.
Suele seguir más gente de la que los
sigue y si ve sus perfiles se siguen unos a otros. Muchos no publican nada, sólo
retuitean mensajes y ‘hacen bulto’ en otros. Y si todavía tiene dudas de cómo identificarlos, revise
sus últimos cinco mensajes.
Hay troles ‘bonafide’; que creen que es
su deber defender a capa y espada a los de su tribu política y siempre, no
importa lo que sea, atacar abierta y despiadadamente al adversario; que es todo
lo que se mueva y no piense como él, ellos o sus líderes.
Estos troles en cierta manera lo hacen
por convicción; porque son fieles a ideologías, partidos o postulados y creen
genuinamente que sus líderes lo hacen bien siempre. Buscan justificar la
defensa o el ataque, dependiendo lo que hagan.
Pero están los otros; los que para mí son
de cuidado. Estos son los que manejan una o varias cuentas falsas y hasta
podrían recibir paga por ello. Tienen agendas definidas y podrían estar
organizados bajo alguna estructura y liderados por alguien.
Siempre buscan imponer su punto de vista,
en muchas ocasiones con medias verdades, repitiendo como el papagayo lo que le
asignan tienen que decir y hasta utilizando la posverdad. El vocabulario es el
mismo y se repite.
Monitorean las redes sociales y ya tienen
identificados a periodistas o personas que no piensan como ellos. Los siguen
para cuando publique algo, atacarlo de manera inmediata buscando desacreditarlo.
Si es un periodista y no le gusta o
conviene lo que escribe, dicen que es un ‘fake news’ y le ponen muchísimos
adjetivos buscando minar su proyección. Si es cualquier persona que opina, lo
atacan inmisericordemente.
En muchas ocasiones no trabajan solos,
sino en grupo, e inundan los espacios o los muros de esa persona. Su fin es que
se vea que quien puso el mensaje es disidente y que está equivocado. El que no conoce nada de
troles, puede influenciarse con esto, porque pareciera que la persona tiene
poca credibilidad o confiabilidad.
Podrían tener ya los ‘mensajes escritos’
para responder a situaciones que pasan en el país. Pareciera que son redes de
distribución del mensaje, por llamarlo de alguna manera, porque escriben lo
mismo y hasta con las mismas faltas ortográficas.
Lo más preocupante para mí, y ya aquí la
cosa toma otro matiz, es que alguien que maneje alguna cuenta ‘troleadora’ (me
la acabo de inventar) maneje, a su vez, una cuenta oficial del gobierno y lo haga indistintamente sin considerar horarios ni responsabilidades.
Lo traigo a colación por el tuit de una
dependencia gubernamental ensalzando el trabajo de su secretario e indicando
que ha sido el mejor que ha ocupado el puesto. Lo más increíble es que otra
cuenta tenía el mismo mensaje, errores ortográficos incluidos, y estaba uno
seguido del otro.
Las cuentas oficiales son para informar,
no para hacer propaganda y ese tuit lo que busca es enaltecer la figura del
secretario y del gobierno. Si es cierto o no que es el mejor, la dependencia gubernamental
no es la llamada a decirlo. Eso, le corresponde al pueblo.
Además, una persona que maneja una cuenta
oficial, debe tener la suficiente madurez para hacerlo y no ponerse pico a pico
con la gente y hasta con periodistas porque hizo un señalamiento sobre el
secretario.
El manejo de la comunicación y los
mensajes es algo muy delicado y de gran responsabilidad. Las redes sociales no
se deben tomar a la ligera. Siempre he pensando que no se debe manipular,
tampoco hacer propaganda ni usar la posverdad para impresionar.
Si a un grupo, un partido, una
dependencia gubernamental, un equipo o a alguna persona le
interesa que otros conozcan lo que hacen debe buscar persuadir la gente, no
justificar, atacar o denigrar.
Al final, la prudencia y el sentido común
deben prevalecer. Para lograr aprobación debe comunicar la realidad ofreciendo datos
correctos, sin maquillar o dorar píldora. No trate de imponerse. Debe informar
y dejar que la gente decida. No pare más.