Llevo semanas sin treparme en la sillita. Bueno, sin publicar nada porque me he trepado más de seis veces. Pero cuando voy a publicar se me quitan las ganas. Podría ser que entiendo que no tengo toda la información que pudiera, que tanto análisis no le importa a nadie o que no importa lo que diga, este país y este mundo no van a cambiar. Entonces, ¿para qué treparme?
Por eso creo que a veces es mejor no gastar las energías y simplemente, hay que soltar. Y lo digo porque estas últimas semanas he estado dándome cuenta que no importa lo que se diga o se haga; siempre alguien va a tomarlo por dónde no es, lo van a criticar o lo van a atacar.
En este país se brinca por todo. Si es sí, debería ser no; si es no, pues debería ser sí. Ese mal que muchos tienen de atacar las cosas sin tan siquiera evaluarlas nos está halando más a este despeñadero en el que estamos. Nadie asume responsabilidades y son muchos lo que pasan la culpa.