Por si las moscas...

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lunes, 1 de mayo de 2017

Bosé, simplemente espectacular



Soy poco impresionable, bastante centradita y nada farandulera; bueno, hasta que aparece Miguel Bosé en escena. Ahí, todo cambia. Así que desde ya advierto que esta mini trepadita está totalmente viciada porque la escribo como la súper dúper mega fanática, casi ‘groupie’, que soy.

Los que me conocen saben que soy un caso perdido. Soy su fan desde el año de las guácaras. Tengo más de 20 CD’s suyos; incluidas ediciones para España y para ‘América’, ediciones especiales, de los primeros años y de éxitos, hasta uno en italiano. Muchos los tuve primero en ‘cassettes’. También tengo varios DVD’s, hasta en PAL. Sip. A ese nivel.

El fanatismo es tanto, que una amiga me invitó al ‘Screening del MTV Unplugged de Miguel Bosé’ y a Fine Arts fuimos a parar. ¿Qué puedo decir? Que me lo disfruté al máximo, que las canté todas y que salí feliz y contenta.  

Y es que Bosé es Bosé. Tiene un no se qué, qué se yo que cautiva. Y no puedo decir que sea ‘algo’, sino que es la combinación completa; es todo. Es la letra, es la música, es la tremenda cabeza que tiene, es su sensibilidad, es el espectáculo, es su dominio escénico, es el eterno coqueteo y la ambivalencia, es el personaje y todos sus matices; en fin, es Bosé.

Cuando anuncia gira, lo primero que busco saber es cuándo viene a Puerto Rico. Y no es si nos va a incluir; ¡no!, porque es que siempre nos incluye. Y ojalá siga siendo así porque a lo mejor su fanaticada aquí es menor que en otros países, es obvio por nuestro tamaño, pero de que es ‘hard core’ y bien entregá; lo es. Y ayer lo demostramos.


No creo haberme perdido ninguno de sus conciertos en Puerto Rico. Llueva, truene o venteé, ahí estoy. Y lo digo en serio. En una ocasión, recién operada de una rodilla fui en muletas. Claro, el ortopeda por poco me tumba la cabeza porque me fui escapada. ¿Ya se están dando cuenta del nivel de fanatismo?

Siempre he sido bastante tranquila y me comporto muy bien en los conciertos, hasta que es uno de Bosé. Ahí, suelo perder un poco la compostura. En una ocasión, literalmente, hasta me trepé en la silla a cantar; bueno, a decir verdad, algo así. ¡Sí, yo! La verdad es que siempre me divierto en sus conciertos. 

Pues hace varias horas, volvimos a disfrutar de la magia de Miguel Bosé en Puerto Rico. Tengo que decir que sus conciertos siempre son excelentes. Nunca he salido de uno diciendo que otro que haya visto antes estuviera mejor. Siempre se supera.

Y eso fue lo que pasó en esta ocasión. Se superó y por mucho. Hasta ahora, y mira que creo no haberme perdido ninguno de los que ha hecho aquí desde la década de los 80, este ha sido su mejor concierto. Dejó claro el porqué lleva 40 años de trayectoria y sigue siendo uno de los preferidos del público.

El concierto realmente fue otra cosa. Estuvo E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R. Es que no tuvo desperdicio. Empezó con un leve retraso, pero la verdad es que ni se sintió. El sonido estuvo impecable. Las luces no se quedaron atrás. Los coros, excelentes. Todo estuvo súper bien.

Desde que Bosé entró, conectó. Siempre ha sido dueño y señor de escenario. Hubo complicidad desde el arranque. Como muy bien él dijo, el concierto sería lo que quisiéramos que fuera. Y fue, y mucho. Al punto de que tuvo que cantar unas cuántas canciones más.

Y no hablo de la consabida ‘falsa salida’ y vuelve y canta y luego todo el mundo se va feliz, ¡no! Aquí todo mundo pedía otra y no se movía; esto por dos veces consecutivas. A la tercera, pues ya. Pero si hubiese seguido complaciendo, estuviéramos todavía allí pidiendo que cantara más.

Y claro, es que tenemos que considerarlo porque ya no está pa’ tanto brinco. Pero con todo y con eso el concierto duró casi tres horas, sin pausas ni intermedios, y él nunca bajó el nivel. Y mira que brincó, bailó y se movió; y mucho. Se lo estaba disfrutando igual o más que nosotros.

El repertorio fue un ‘viaje’ desde sus inicios hasta el presente. Hasta Superman incluyó. Jejeje Una cosa que siempre me ha gustado, es que su música es tan camaleónica como él. Aunque son las canciones de siempre que nos conocemos de rabo a cabo, hace unos arreglos tan exquisitos, que le da una nueva piel a cada pieza.

Eso me encanta, porque no es sólo pensar en cuáles serán las que cantará, sino con qué nuevo vendrá. Esto para mí es fascinante. Y claro, no incluyó todas las que me hubiese gustado; pero si fuera por mí, pues todavía estaría cantando. Jeje Pero nada, a poner su música. Que tendré Bosé por buen rato.

Y las canté todas; bueno, casi todas. Y lo de ‘cantar’ está por verse. Es que me di cuenta que -HORROR- no me sabía la canción que le dedicó a sus hijos. ¿Cómo es eso posible? Como no me la sabía, aproveché para salir un ratito.

Pero mientras hacía la fila, escuché ‘Como un lobo’, una de mis canciones preferidas. ¡Ahí por poco me da algo! Cuando logré llegar a mi asiento, ya se estaba terminando. ¡Mala suerte la mía! :( Eso bueno que me pase, por levantarme. Pero nada, esas son pajitas que le caen a la leche.

Nada, que las casi tres horas se fueron sin sentirlas. Él no dio tregua; nosotros tampoco. De tanto cantar y gritar como loca demente, acabé ronca. Siempre me pasa en sus conciertos. No puedo evitarlo.

Hace un rato estaba casi al borde de un ataque de risa porque me dio por escuchar dos canciones que grabé porque las quería para un amigo. Al final, ni loca se las doy a escuchar a nadie. ¡Qué desastre! Jajaja

El concierto se acabó hace par de horas y ya estoy diciéndome que el próximo no me lo pierdo.  Y si Dios permite, así será. Y volveremos al Coliseo a gritar, a ‘desgalillarnos’, a bailar y a divertirnos. Y si hay que treparse en la silla, pues lo haremos y si hay que gritarle Bosé, tú eres mío’, pues también lo haremos; ¡no faltaba más!.

Y es que los conciertos de Bosé son otra cosa y terminan siendo una experiencia brutal. Por eso es que siempre es un placer disfrutar de la exquisitez a la que Bosé nos tiene acostumbrados al punto que siempre nos deja pidiendo más. Y es que Bosé es simplemente espectacular.





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